Luke 7, 11-17 provides us with the first use in the Gospel of the word “Lord” to describe Jesus (verse 13). This is a title which heretofore had been reserved strictly to God the Father – and the context in verses 11-17 is mercy. St. Leo the Great said that “Jesus is the hand of God’s mercy stretched out to us.”
Jesus performed the miracle of raising a widow’s son without being asked, just as God’s love always takes the first step everywhere in the Bible. Jesus reached out and touched the casket – an action that would incur ritual uncleanness in Jewish law. It was becoming visible to the people who saw Jesus at work that He was “different," working from outside the normal frame of reference. St. Luke tells us “God has looked favorably on His people!” – or, as the Jerusalem Bible translates it, “God has visited His people.”
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Jesús era el Signo eficaz de Dios en medio de su pueblo. Así, tocar y decir, gesto y palabra conforman el modo como Dios se comunica con la humanidad y la renueva, la restaura, y la levanta a su altura. Ese “modus operandi” de Jesús (Lucas 7, 11-17 por ejemplo) se repite con cada ser humano, también con nosotros. Jesús nos ve, se nos acerca, toca nuestro corazón, y nos habla en la intimidad: “a ti te lo digo, levántate!” Alcanza la medida de tu altura, no te arrastres ni estés encorvado, camina erguido, con plena dignidad, la dignidad del hijo o hija de Dios que eres.
Esta visita de Dios a la humanidad, esa visita de Jesús a nuestra vida … es la que nos renueva y nos transforma “a su modo,” para servir como Él, y así caminar atentos para ver, para consolar, y para comprometernos por la compasión. Ese es lugar y el único modo desde el cual se puede vivir la vida cristiana y se puede desempeñar todo ministerio en la Iglesia.