St. Maximilian was Baptized Raymond Kolbe in Poland in 1894. In 1910, he entered the Conventual Franciscan Order. He was sent to study in Rome where he was ordained a priest in 1918.
Father Maximilian returned to Poland in 1919 and began spreading his “Militia of the Immaculata” movement, which he founded in October 16, 1917. In 1927, he established an Evangelization center near Warsaw called Niepokalanów, the “City of the Immaculate.” By 1939, the City had expanded from eighteen friars to nearly 900, making it the largest Catholic religious house in the world.
In 1941, the Nazis imprisoned Father Maximilian in the Auschwitz death camp. There he offered his life for another prisoner and was condemned to slow death in a starvation bunker. On August 14, 1941, his impatient captors ended his life with a fatal injection. Pope John Paul II canonized Maximilian as a "Martyr of Charity" and “Patron Saint of our difficult century” in 1982. St. Maximilian Kolbe is also the patron of journalists, families, prisoners, and the pro-Life movement.
For something interesting from St. Maximilian Parish in Houston, TX: https://files.ecatholic.com/1388/documents/2018/12/515265NL-1.pdf?t=1545053546000
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San Maximiliano María Kolbe profesó como Franciscano Conventual. Fue gran devoto de la Virgen María, sobre todo bajo el misterio de la Inmaculada Concepción. Fue encerrado en el campo de concentración nazi de Auschwitz. Cuando el padre de una familia numerosa fue escogido para exterminación, el P. Kolbe se ofreció a sí mismo al comandante del campo para morir en lugar de aquel hombre. El Papa (San) Juan Pablo II lo canonizó y lo proclamó Patrón de nuestro Siglo Sufriente. Demos gracias a Dios por la oportunidad para celebrar el ejemplo de “entrega heroica” de San Maximiliano.
Oremos. “Oh Dios, Padre nuestro, San Maximiliano Kolbe practicó lo que tu Hijo Jesús llamó el mayor amor que puede mostrar una persona: entregar la propia vida por sus amigos. Por medio del mismo Jesús, que nos llama sus amigos, y con la ayuda de la intercesión de San Maximiliano, haz nuestro amor tan fuerte como la Vida y la muerte. Que el amor tenga siempre la última palabra en nosotros y que lo compartamos gratuitamente como tú. Haz que nos amemos unos a otros como tu Hijo nos amó, Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.”