Después de leer “las primeras lecturas” de las Misas Pascuales (lecturas tomadas de los Hechos de los Apóstoles), podemos ver que se extiende el Evangelio entre los gentiles y eso hace que haya que afrontar el problema de la relación con la ley de Moisés: ¿sigue vigente la Torá, con todas sus prescripciones rituales, después de Cristo? La Iglesia tiene la necesidad de hacer frente a esta y a otras cuestiones fundamentales para su misma vida y para su misión. Es importante la frase que contiene la resolución final: “Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros…” (Hechos 15, 1-2. 22-29)
Como han repetido los Cardenales antes del reciente Cónclave, el papel fundamental como guía de la comunidad lo juega el Espíritu Santo. Los contrastes y tensiones se superan con un diálogo abierto, un diálogo sincero, donde todos pueden exponer sus razones y contrastarlas con las de los demás, con una escucha humilde de ese Espíritu que dirige a la Iglesia.
Al final del dia, recordemos que Jesús mismo nos alienta: con la paz viene la calma y con el Espíritu viene el valor para afrontar las dificultades. Que vivamos cada día en la esperanza de su venida y que su paz llene nuestros corazones y disipe todo miedo y ansiedad.