Celebramos hoy, con gozo desbordante, la Pascua del Señor, porque es el fundamento de nuestra fe, el vigor de nuestra esperanza, y la fuerza de nuestro amor. Es verdad, el Señor ha Resucitado y está presente entre nosotros. Y es por eso que en este día, la Iglesia celebra este misterio central de nuestra salvación, desplegando al máximo todo su esplendor, gozo y alabanza.
¡Cristo ha Resucitado! Ha pasado de la muerte a la vida, trayéndonos la vida nueva por la que podemos volver a ser hijos e hijas de Dios. Y esto nos exige un permanente vivir nuestra Pascua. Y también nos exige el ser testigos de Cristo Resucitado, proclamando el anuncio de salvación para que el mundo se convierta en Reino de Dios.