La Biblia, ya en el Antiguo Testamento, nos muestra que la Sabiduría no es mero conocimiento, sino “el arte de la vida,” comprendiendo con el corazón al reflexionar sobre nuestra experiencia vital. La misma Biblia nos muestra que la Fe no es mero conocimiento, sino “el arte de la vida,” confiando con el corazón, día tras día.
Y esas experiencias nos dicen: Dios es amor, y viene a nosotros de muchas maneras – con preocupación y cuidado paternal (y maternal), con perdón y con la vida que nos trajo Jesús, con valor y alegría, esperanza y luz derramadas sobre nosotros por el Espíritu Santo. Que ojalá profundicemos en esta experiencia durante la Misa dominical – pero también en la vida cotidiana.
¡Qué gran don es volver a nuestros hogares, después de celebrar la Eucaristía, con alegría y esperanza, pero también con la bendición del Padre, que nos ama, del Hijo, que nos trajo perdón y vida plena, y del Espíritu Santo, que vive en nuestros corazones y anda con nosotros todos los días!